jueves, 20 de octubre de 2011

Buenos y malos fotógrafos


Más estrechamente ligado de lo que podáis pensar, está un mal fotógrafo a una mala persona, y no es que haya fotógrafos asesinos, pero sí los hay que no tienen un comportamiento tan transparente como cabe desear.

Cuando haces un trabajo remunerado y que remunera a su vez al resto del equipo, estás totalmente obligado a informar de todos los aspectos de dicha sesión al resto del equipo, así como de resolver las dudas que te puedan plantear. Cuando el trabajo es un proyecto personal o intercambio (ambos no remunerados), la obligación de información es aún mayor.

Cada vez es más común oir maquilladores, estilistas y modelos quejarse del trato recibido por un fotógrafo cuando éste les ha ofrecido hacer un proyecto o intercambio y luego no ha querido dar ninguna explicación ni detalle sobre la sesión. ¿Cómo espera un fotógrafo que el resto del equipo vaya si no saben qué tipo de ropa, lugar o estética general tendrán las fotos? Aparte de poder permitir que una modelo vaya acompañada de quién desee y pueda estar presente en todo momento en la sesión.

Luego está el caso del mentiroso, que es aquel fotógrafo que dice estar preparando una editorial para una revista (y no se corta a la hora de nombrar una revista grande) añadiendo que es una sesión de intercambio, encima estos personajes no suelen tener ni web, a lo sumo 6-7 fotos en Fotoplatino o portal similar.

Estos fotografos quieren dar un salto sustancial en la calidad de sus fotos, así que abordan modelos de un nivel más alto en sitios como Cibeles (por ejemplo) y les comentan que preparan algo grande. Los fotógrafos debemos caminar al ritmo adecuado para no tropezar, el comportamiento de estos personajes solo les lleva a mejorar sus propias fotos, y la imagen que dan de cara a modelos y sus agencias es pésima, ya que las fotos de sus sesiones no han supuesto más que un paso atrás para las modelos, así que a medio-largo plazo solo se hacen con un nombre repudiado en el mundillo.

Y lo más trágico es que una parte muy importante de que existan estos personajes (que no debería siquiera llamarse fotógrafos, pero como en este país lo es cualquiera que tenga una camara...) es de todos esos maquilladores, peluqueros, estilistas y modelos que se presentan en una sesión si tener ni idea de donde van ni con quién.

Para los que aún no lo sepan, un proyecto o intercambio se ofrece por parte de un fotógrafo siempre de la siguiente manera:

..."Buenos dias, soy fotógrafo de moda, adjunto enlace a mi página web para que vea mis trabajos, y si les gusta y está interesado en participar conmigo en un proyecto personal no remunerado, devuélvame este correo para que le dé todos los detalles sobre la sesión, cuando haya recibido los detalles, si sigue interesado, sería un placer contar con sus servicios"...

Se puede cambiar algunas palabras, pero el mensaje debe quedar claro.

Siempre machaco en el blog a modelos que no tienen el comportamiento adecuado y no es justo que me quede sin hablar de los supuestos fotógrafos que actúan de modo fraudulento. Tampoco es que hoy esté hablado mal de compañeros de profesión, ya que no los considero como tales.

No he mencionado comportamientos abusivos durante la sesión porque doy por hecho que una modelo debe salir pitando en cuanto los ve.

Quiero dejar claro que, incluso fotógrafos a los que nos colgáis el san-benito de "consagrados" o "maestros", estamos peleando constántemente contra clientes y revistas, así que tener que pelear también contra una mala imagen creada por supuestos colegas de profesión, no ayuda en absoluto.

Es raro el caso del fotógrafo que tenga un compromiso en firme con una revista, ya que casi todas se reservan el derecho a rechazar una editorial, así que informamos a modelos y equipo de cual es la revista o revistas a las que ofreceremos una editorial tras su realizacion, revistas que suelen habernos admitido edtoriales con frecuencia. Pero un fotógrafo que de verdad publica a menudo, nunca dice "voy a hacer una editorial para la revista X".

Espero haberos informado, al menos a aquellos que están por tropezar con las piedras (que hay muchísimas por desgracia)